Cáncer de Tiroides

A continuación les expongo un breve resumen del cáncer de tiroides. Cualquier duda que tengan, no duden en dejar un comentario.

El tiroides es una glándula endocrina en forma de mariposa que se encuentra situada en la base del cuello. Su función es producir, almacenar y liberar en la sangre las hormonas tiroideas: T3 (triyodotironina), T4 (tiroxina) y calcitonina. Para ello precisa del Yodo, que debemos aportarlo a través de la dieta.

Estas hormonas son vitales porque intervienen en el desarrollo del sistema nervioso, regulan el metabolismo y son necesarias para controlar las funciones de todos los órganos de nuestro cuerpo (controlar la frecuencia cardiaca, concentración del colesterol, uso de la glucosa, mantenimiento de la temperatura corporal, la fuerza muscular…).

En el tiroides pueden desarrollarse dos tipos de tumores, benignos o malignos (cáncer)  Estos tumores derivarán de células tiroideas que pueden ser de dos tipos principalmente:

  • Células Foliculares: Producen las hormonas tiroideas (T3 y T4) que segregan la proteína tiroglobulina.
  • Células C: Producen la calcitonina.
  • Otras células menos relevantes son los linfocitos y células estromales o de soporte.

Al contrario que en el resto de los tumores, la mayoría de los cánceres de tiroides, en concreto los cánceres diferenciados de tiroides, presentan un crecimiento lento. Además, una vez que se trata al paciente, generalmente los resultados son buenos.

En España supone un 2,5% de la prevalencia de los tumores diagnostsicados. Anualmente se diagnostican entre 4.000 y 5.000 casos, generalmente en personas de edades comprendidas entre los 30 y 50 años, y con un claro predominio en el sexo femenino. (Red Española de Registros de Cáncer (REDECAN).

 

De los principales factores de riesgo que destacan en la mayoría de los pacientes, el único avalado científicamente que se conoce es la exposición a radiación ionizante, bien por irradiación terapéutica, bien por contaminación ambiental generalmente asociada a accidentes nucleares.

  • Una dieta baja en yodo se relaciona con los tumores papilares y foliculares.
  • El sexo femenino con edad comprendida entre 30 y 50 años.
  • Existe un componente hereditario.
    • El carcinoma medular, presenta una forma familiar en un 25% de los casos.
    • El 3% de los carcinomas papilares y algunos foliculares pueden tener un componente hereditario, normalmente asociados a determinados síndromes, como el síndrome de Gardner o la enfermedad de Cowden.
    • Cuando el carcinoma papilar se diagnostica en, al menos, 2 familiares de primer grado, y no se asocia a otras neoplasias se denomina Síndrome familiar de cáncer no medular de tiroides. Supone solamente el 5% de todos los pacientes con carcinoma papilar y puede implicar una mayor agresividad (multifocal y bilateral, invasión vascular y linfática, y mayor tendencia a recurrencia y a la producción de metástasis a distancia)
  • Los pacientes con tiroiditis de Hashimoto presentan un riesgo 67-80 veces superior al de la población en general para el desarrollo de este tipo de neoplasia, sin que se conozcan los factores que conducen a ella.

El pronóstico del cáncer de tiroides presenta una supervivencia global a 5 años del 96,9%, siendo 99,7% para estadios localizados y de 57,8% para estadios avanzados; esta puede variar en función de varios factores:

  • Tipo histológico: mejor para los papilares con una supervivencia a 10 años entre el 80 y 95%. Para los foliculares oscila entre el 65 y 85 %. En el otro margen, están los medulares con el 60% y tan sólo el 2% para los tumores anaplásicos.
  • Edad: a partir de los 50 años la curva de supervivencia desciende.
  • Sexo: No parece tener mucha relevancia, aunque la mortalidad global es discretamente más elevada en varones.
  • Sobrepeso u obesidad: Según la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC), las personas con sobrepeso u obesidad tienen un mayor riesgo de padecer cáncer de tiroides.
  • Estadio local: su influencia es muy importante, ya que la mortalidad de los tumores menores de 2 cm es prácticamente nula, y aumenta progresivamente según exista afectación de la cápsula ganglionar.
  • Metástasis a distancia: Su comportamiento es más benigno que en otros tumores de cabeza y cuello. Se ve influenciado por la edad, así no es infrecuente supervivencias mayores de 10 años en pacientes menores de 40 años, exceptuando los tumores medulares y anaplásicos.

La mayoría de los canceres de tiroides se eliminan totalmente con cirugía y tratamiento adyuvante.

La clínica del cáncer tiroideo se caracteriza porque la mayoría de los cánceres de tiroides no producen ningún síntoma. El signo principal es un bulto o nódulo, posiblemente asintomático en la cara anterior del cuello, sobre la garganta.

En algunos pacientes se puede presentar sintomatología ascociada al bulto en el cuello, como dolor en el cuello, mandíbula u oido, ronquera, dificultad para tragar o respirar, tos crónica, síntomas asociado al exceso o déficit de hormonas tiroideas (hiper/hipotiroidismo)

Para establecer el diagnóstico de cáncer de tiroides una vez que se ha detectado un nódulo, habrá que descartarse la presencia de un carcinoma o tumor maligno.  Su cirujano, buscará recabar toda la información posible a través de:

Historia clínica:  conocer el tiempo desde que se ha anotado el nódulo, si ha aumentado tamaño o asocia síntomas… Si alguien en su familia ha padecido cáncer de tiroides (especialmente cáncer medular) o tumores de las glándulas suprarrenales, llamados feocromocitomas.

Examen físico: La palpación es esencial ya que algunas características de los nódulos -como su dureza y solidez, la presencia de ganglios cervicales… Puede aportar información relevante

Análisis de sangre: Ningún análisis de sangre puede indicar si un nódulo tiroideo es cancerígeno. Sin embargo, los análisis de sangre pueden mostrar si el tiroides está funcionando de forma normal.

Ecografía tiroidea de alta resolución: Es una prueba de ultrasonido indolora y rápida que permite medir el tamaño del tiroides, el número de nódulos que contiene, el tamaño de éstos y la composición de los mismos, así como los ganglios adyacentes o los órganos cercanos. Orienta sobre la necesidad de realizar o no más pruebas. Se emplea el sistema TIRADS

Gammagrafía tiroidea: se puede realizar para los nódulos que tengan un diámetro mínimo <1 cm. Se inyecta una sustancia radioactiva intravenosa, que se acumula en el tiroides. En el monitor de la gamma-cámara se podrá observar si el nódulo ha absorbido más o menos cantidad de esta sustancia que el resto del tejido de la tiroides. Si algunas partes de la tiroides se iluminan en colores “cálidos” como rojo o amarillo, significa que se trata de un nódulo cálido o “caliente”, que pocas veces resulta maligno. Si los colores son “fríos” (azul o violeta), entonces se trata de un nódulo frío que podría ser sospechoso de malignidad.  A menudo, se usan también en personas que ya han sido diagnosticadas con cáncer de tiroides diferenciado (papilar, folicular o célula Hürthle) para ayudar a mostrar si se ha propagado. Debido a que las células del cáncer de tiroides medular no absorben el yodo, no se usan las gammagrafías con yodo radiactivo en este cáncer.

Punción Aspiración con Aguja Fina (PAAF): En los casos que se sospeche o se quiera descartar la existencia de un tumor maligno se deberá solicitar una PAAF. La norma habitual es practicarla en todos los nódulos solitarios de más de 1 cm, y en micro-nódulos en los que haya otros elementos que puedan indicar malignidad. Mediante una aguja fina se pincha el nódulo y se extraen células del mismo con las que se realizará un informe citológico. En ocasiones el resultado puede ser no concluyente por lo que puede ser necesario repetirla. Para realizar el informe se usa el sistema Bethesda de clasificación, con seis niveles:

Otras pruebas, como la Tomografía Axial Computarizada (TAC), la Resonancia Magnética (RM) y la Tomografía por Emisión de Positrones (PET-TAC), no se indicarán habitualmente. No obstante, estas técnicas pueden ser necesarias en pacientes seleccionados, bien para confirmar la existencia de extensión local de la enfermedad o la de metástasis.

Tipos de cáncer

Cáncer papilar

Suponen 8 de cada 10 cánceres de tiroides. Suelen crecer muy lentamente, y por lo general se originan en un solo lóbulo de la glándula tiroides. Se propagan a los ganglios linfáticos en el cuello. Aun cuando estos cánceres se han propagado a los ganglios linfáticos, a menudo se pueden tratar con buenos resultados.

Hay varios subtipos de cánceres papilares.

Carcinoma Folicular o folicular-papilar mixta: es más común. Este subtipo tiene el mismo pronóstico favorable que el tipo estándar de cáncer papilar cuando se descubre temprano, y se tratan de la misma manera.

Carcinoma papilar de células altas, células cilíndricas y esclerosante difuso e insular: no son tan comunes y tienden a crecer y a propagarse más rápidamente.

Cáncer de células Hürthle o carcinoma de células oxífilas: supone el 3% de los cánceres de tiroides.

Cáncer medular

Representa aproximadamente un 4% de los cánceres de tiroides. Se origina de las células C de la glándula tiroides que normalmente produce calcitonina, una hormona que ayuda a controlar la cantidad de calcio en la sangre. Algunas veces este cáncer se puede propagar a los ganglios linfáticos, los pulmones o al hígado, incluso antes de que se detecte un nódulo tiroideo. Este tipo de cáncer de tiroides es más difícil de descubrir y tratar. Hay dos tipos de cáncer de tiroides medular (MTC):

MTC esporádico representa aproximadamente 8 de cada 10 casos de MTC, y no es hereditario. Este cáncer ocurre principalmente en adultos de edad avanzada y a menudo afecta únicamente a un lóbulo tiroideo.

– MTC familiar es hereditario y entre 20% y 25% puede surgir en cada generación de una familia. A menudo, estos cánceres se desarrollan durante la niñez o en la adultez temprana y se pueden propagar temprano. Los pacientes generalmente tienen cáncer en varias áreas de ambos lóbulos. El MTC familiar a menudo está asociado con un riesgo aumentado de otros tipos de tumores.

Cáncer Anaplásico o Indiferenciado

Es una forma poco común de cáncer de tiroides, representando alrededor de 2% de todos los cánceres de tiroides. Se cree que algunas veces se origina del cáncer papilar o folicular que ya está presente. Este cáncer a menudo se propaga rápidamente hacia el cuello y otras partes del cuerpo, y es muy difícil de tratar.

Otros cánceres menos frecuentes

Menos del 4% de los cánceres en la tiroides son linfomas de tiroides, sarcomas de tiroides u otros tumores poco comunes.